miércoles, 11 de julio de 2007

fragmentaria

todo empezó con la lluvia. maría cecilia se apretó el saco y caminaba rápido hacia la bodega de la esquina. a pocas cuadras estaba el sr. jonás, con su cabeza calva, sus mil llamadas y su inmutable mirada. maría cecilia tomó manzanilla y se dijo: tienes que lograrlo.

demoró en cruzar la pista, los autos venían a gran velocidad. luz amarilla, luz roja, amarillo, rojo, amarillo. líneas de diferentes colores le estallaban en los ojos. al fin, cruzar.

el sr. jonás gritaba en su oficina: los pericotes habían ocasionado pérdidas cuantiosas. habría que comprar nuevos mueble más resistentes, más bonitos. jonás estrechó firmemente su mano haciéndola desaparecer entre la suya. la dio una sonrisa con la que le dio cuerda.

pasó por el policlínico verde en el cual ahora venden también ensaladas de fruta y jugos. metió el pie en un pequeño charco.

hablaba y hablaba y los pericotes corrían por las escaleras. ya había terminado su turno y se proteguían de la lluvia.

he perdido el norte.

no puedo ni escribir.