viernes, 4 de enero de 2008

ola

me gusta pensar que sí vi cómo el mar se retiraba y que quizás pude evitarlo, pero los muy-muys tan brillantes quedaron a la vista y yo no pude resistir tomarlos entre mis manos y sentir el cosquilleo de sus patitas desesperadas por salir del encierro.

luego de que cayó el mar y se llevó la sombrilla -aunque ese día no salió el sol-, la toalla, las bebidas, las sillas y toda la parafernalia que llevo para no sufrir tanto un día de verano, noté que sólo me quedó lo que traía encima y el baldecito con la pala. un muymuy revoloteaba en la arena.

las nubes despejaron un poco.

todo parecía en calma. tomé la pala y empecé a cavar.