martes, 17 de abril de 2007

fábula

un día, un pequeño castor viajero decidió hacer su casa-dique en el río amazonas. sus amigos, el mono tití y la culebrita verde le decían que ese río era muy caudaloso, que cuando se enojaba, se llevaba hasta cocodrilos de 5 metros de largo.

el castor, muy terco él, decidió hacer su casa-dique allí. las burlonas guacamayas se reían del hacendoso castor poniendo tablita y tablita.

así pasó una primavera, un verano, un otoño y un invierno. el castor no tenía muchas visitas en su casa, a pesar de estar firme sobre el peligroso amazonas por un año. no le importaba mucho. él era feliz y daba golpes con su cola a su dique para mostrar cuán fuerte era.

la culebrita y el titi no podían explicarse esto.

- ¿cómo es posible que el castor haya logrado estar un año sobre el amazonas?
- no lo entiendo. es imposible. nadie ni los jaguares ni los cocodrilos se atreven a molestar al río.
- el castor ha de tener algo especial

era cierto. el castor se había enamorado de las aguas del amazonas, rápidas que asemejaban un espejo. no quería irse nunca.

un día muy lluvioso, el amazonas decidió que ya había tenido mucho castor y voló su madriguera haciendo que su agüita se metiera dentro. la inundó y se la llevó lejos hasta un lugar extraño donde no se veía el fin de las aguas. un lugar seco y con arena.

lloró el castor por muchos días.

todos los animales le habían advertido de este día.

triste, el castor, decidió armar otra vez su madriguera.

- Esta vez la haré más fuerte.


(inserte aquí su moraleja)