jueves, 29 de marzo de 2007

rené

Ponga la rana boca arriba. Sujete la cuchilla firmemente y empiece a trazar verticalmente sobre su abdomen. No tenga miedo. Sujete bien a la rana. Tenemos suerte de que no emitan chillidos espantosos que nos recuerde que está viva. ¿Ve usted latir su pequeño corazón? En momentos, lo extraeremos. Eh, cuidado, le dije que la sujete bien. Vamos, están hechas para ser partidas por la mitad y que podamos ver sus corazones. ¿Ya no quiere hacerlo? Es muy tarde, aquí tenemos su pequeño estómago en esta placa, su corazón en esta otra y sus pulmones aquí.