sábado, 12 de mayo de 2007

diván

manuela entró con terror. no sabía bien cuál era la dinámica seguida en este tipo de encuentros, así que se sentó con las piernas juntas y estaba tan derecha que parecía rigor mortis. empezó con una pequeña introducción, todo iba perfectamente bien y los brazos de manuela ya no parecían de cadáver. no tenía claro porqué había ido a él. estiró sus piernas sobre el diván y apenas sintió la comodidad envolvente, soltó la lengua. no había tenido una infancia atroz. sus padres seguían casados. toda su adolescencia sospechó del padre y no soportaba a la madre. lo usual. ahora se llevaba aceptablemente bien con ambos. tampoco había tenido experiencias mayormente traumáticas. un par de veces amó de más y las pagó caras. era paranoica, consideraba tener los nervios de punta desde hace un corto periodo y tenía las uñas mordidas hasta el nivel de la piel. las preguntas no llevaban a nada, parecía que manuela estaba medio chiflada pero dentro de los estándares de lo normal. el último novio que tuvo se volvió una gran parte de su vida. no tenía claro ahora dónde estaba el norte ni que haría con su vida los siguientes años, meses, días, horas, minutos. demasiado apego, juzgó secamente. con el mejor de sus esfuerzos, logró sólo derramar dos goterones dignos de propaganda de sedapal. no había descubierto nada de ella. decidió no volver más. tomó su saco, pagó la consulta y ya no volvió.